viernes, 1 de noviembre de 2013

Dos grandes novelas de terror de todos los tiempos: Drácula y Frankenstein...

La aparición del filme de Francis Ford Coppola, en teoría una reivindicación de la obra de Stoker, en el fondo no hizo más que reafirmar aquello que se decía del personaje pero que estaba muy lejos de lo que el escritor había imaginado para él.
No importa lo que diga o haya dicho la publicidad oficial del filme de Coppola, el guión no sigue ni de cerca el argumento del libro de Stoker. En la novela, los verdaderos héroes son los perseguidores del vampiro, entretanto que el adinerado Conde, es reducido a una bestia hambrienta que vive y muere nostálgica de una ciudad que no conoce: Londres. Aunque hay una joven de por medio, y aunque esta es bonita y agraciada, el Conde está mucho más interesado en cambiar su oscuro castillo en Transilvania por una urbe cosmopolita, antes que por el cuello de la dama. Con Frankenstein ocurre algo similar. La novela de Mary Shelley, llamada “Frankenstein o el moderno Prometeo”, difiere y mucho de la versión que llegó hasta nosotros. Irónicamente, también el filme de Kenneth Branagh, fue promocionado como “la película del libro”.
La creatura sin nombre, a quien Víctor Frankenstein le heredó su apellido, pero que durante gran parte del libro éste sólo llama demonio, monstruo o cosas peores.

Por: @Dracurrey @LaTranzaAvanza

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